No se vende, pero fue comprado

El contenido de este blog no puede ni debe ser vendido, pero ha sido comprado.
El tiempo que uno dedica a las cosas o a las personas es lo que las vuelve valiosas. Cuando doy mi tiempo a algo estoy cediendo mi vida, la vida que transcurre en ese tiempo. El receptor termina teniendo algo mío. Esta es la clave para cumplir con el mandato de Levítico 19: 18: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero Jesús nos dio un nuevo mandamiento: Amar al prójimo más que a uno mismo, hasta dar la vida por él. (Juan 15: 12-13) Salvo para defender la integridad de algún integrante de la familia o de alguien muy amado, nuestro sacrificio no es beneficioso en la forma en que resulta el de Cristo. Perder la vida cruentamente en beneficio de otro no redime porque somos pecadores. Pero sí es posible dedicarle tanta atención a alguien que podamos afirmar que hemos dejado la vida en él o por él. No de manera cruenta o sacrificial, sino en cuanto a entrega y dedicación. Así como le dedicamos nuestra vida a Jehová, también es bueno darla por otro invirtiendo nuestro tiempo en él.
_____________________________________________

lunes, 24 de febrero de 2014

11 - Dos brazos "fuertes" (O: La vida llama a la vida)




- Hola Carlos, ¿cómo estás?

- Contento de verte. ¡Qué rico abracito! Me gusta que me apapaches.

- Te extrañé y a mí también me gusta demostrarte cariño. Más que un gusto, es una necesidad.

- Pasó toda una semana.

- Lo sé. Estuve aprovechando el buen tiempo y predicando con todo. Mientras, meditaba en lo que leí el otro día, en lo que nos dijimos, en muchas cosas. Quise adelantar todo lo que pudiera en la obra para juntar un ratito personal para disfrutar contigo. Un tiempo que fuera mío, para vos.

- Gracias, amiga. Es hermoso que me regales un poco de tu tiempo. Es un regalo muy valioso, no hay con qué pagarlo. Así que para vos soy como un recreo para un escolar.

- Lo último, ¿es un reproche?

- No, amor, para nada.

- Es que te necesito. Deseo estar con vos. Como te dije: te estás convirtiendo en un vicio. A veces me asusto, ¿por qué esa necesidad?

- No veo ningún motivo para que te asustes. Todos necesitamos amor, es vital que lo tengamos. Podías hablar confidencialmente con hermanas, pero te hacía falta encontrar alguien que te parezca fuerte a tus ojos. Yo macho, pero macho menos (1), estoy viejo, amiguita. A tus ojos te pareceré fuerte, ¡qué le vas a hacer! Es lo que hay, jovencita. No es lo mismo estar en brazos de una hermana que en los de un hermano. Hay ciertas circunstancias que demandan a uno y no a la otra.
Te doy un ejemplo con mi gatita Flor. Me la regaló una vecina cuando la minina tenía cuatro meses de vida. Hasta los seis meses y hasta que adquiera un cierto peso, no era posible que entrara en celo. Yo estaba tranquilo, porque tenía, al menos, dos meses para castrarla. He aquí que la muy precoz tuvo coito con un gato y quedó preñada a los cuatro meses. Lia estaba todavía en casa, pero dormía en la otra habitación. A las cinco y media de la mañana, una calurosa mañana de diciembre de 2006, oigo en mi sueño la voz de Lia que me llamaba. Cuasi dormido pregunté qué pasaba y me dijo: “la gata está pariendo arriba de mi hombro”. Me levanté, tambaleante, y fui al otro dormitorio. La encontré boca arriba, en ropa interior, y con la gata en su hombro derecho, lamiendo a una cría minúscula de color gris, igualita al padre.
Flor tuvo que parir y buscó a la hembra. Cuando un perro vecino las asusta (a ella y a su hija), corren a refugiarse detrás de mí, buscan al macho que las proteja. Hay funciones que no tienen reemplazo.

- Sí, es cierto. ¿Qué sentiste?

- La primera sensación fue de una ternura infinita. El cuadro era conmovedor. Si es tierno ver a una madre con su cría, Flor era una cachorra, una nenita. Algo similar a ver a una niña de diez años amamantando a su hijo recién nacido. Enternecía más ver lo pequeña que era y cómo cumplía su papel a la perfección.
Inmediatamente después la vida llamó a la vida. Estaba presenciando la manifestación más absoluta de la vida, del amor. Sentí un deseo ferviente de hacerle el amor a mi esposa. Me fue muy difícil contenerme.
No lo hice por dos motivos: ella era mi esposa, pero hacía tiempo que no era mi mujer y, además, no tuve coraje para sacar a mi gatita y a su cría del nido que había hecho en el hombro de mi amor.
No sé qué hubiera pasado de haber sido más egoísta. Quizás ella estuviera conmigo hoy. Sabes, aunque la conocía “de memoria” no quería que la viera semi-desnuda desde hacía un tiempo. Se quedó sin problemas delante de mí, con una vedetina de puntilla negra. No creo poder transmitirte el sentimiento de cuánto la deseé.

- ¡Ahhy, ay, me conmoviste hasta la fibra más íntima! ¡¿Ves?! Llegas hasta el fondo de mi ser. Eso se convierte en una necesidad. Busco esa comunicación. Anhelo tenerla.

- Está bien, no te asustes. Pienso que lo que te gusta encontrar en mí es que puedes caer en mis brazos sin caer en mis manos. Estás a dieta y yo resulto ser el “permitido del domingo”, la golosina que puedes comer sin culpa. Sin culpa y sin pecado. Mientras mantengamos nuestros corazones limpios. Vigilemos nuestros corazones y mantengamos la responsabilidad para el que nos otorga libertad.

- Sí, mi helado de sambayón y chocolate bariloche.

- ¡Se me hizo agua la boca! Tenemos gustos parecidos. ¡Gorda en potencia!

- ¡Gorda las petunias!

- ¡¿Qué es esa grosería, señorita precursora?!

- ¡Ja! Se me cayó la estantería de los frutos del espíritu. ¡No estoy gorda!

- No, para nada. Diría que tus gorduras están bien repartidas, en donde deben estar.

- Señor mayor, compórtese.

- Opinión imparcial de experto en gorduras bien repartidas…

- (Sonriendo) Carlos: ¡basta!

- ¡Vamos! Que te gusta.

- Sí, me gusta, pero basta.

- ¿Vamos a comernos dos cuartos kilos de sambayón con chocolate bariloche?

- ¿Un cuarto kilo sin culpa?

- ¡Bah! Un cuarto kilo con culpa, excesivo, pero sin pecado. Yo invito.

- ¡Vamos, señor mayor! No le puedo decir que no. El helado puede conmigo.

------------------------

(1) "Yo macho, pero macho menos." Es un juego de palabras por similitud con la frase: "Yo macho, pero más o menos." Da el sentido: "soy macho, pero un macho en decadencia (o no tan macho ya)"

No hay comentarios: