No se vende, pero fue comprado

El contenido de este blog no puede ni debe ser vendido, pero ha sido comprado.
El tiempo que uno dedica a las cosas o a las personas es lo que las vuelve valiosas. Cuando doy mi tiempo a algo estoy cediendo mi vida, la vida que transcurre en ese tiempo. El receptor termina teniendo algo mío. Esta es la clave para cumplir con el mandato de Levítico 19: 18: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero Jesús nos dio un nuevo mandamiento: Amar al prójimo más que a uno mismo, hasta dar la vida por él. (Juan 15: 12-13) Salvo para defender la integridad de algún integrante de la familia o de alguien muy amado, nuestro sacrificio no es beneficioso en la forma en que resulta el de Cristo. Perder la vida cruentamente en beneficio de otro no redime porque somos pecadores. Pero sí es posible dedicarle tanta atención a alguien que podamos afirmar que hemos dejado la vida en él o por él. No de manera cruenta o sacrificial, sino en cuanto a entrega y dedicación. Así como le dedicamos nuestra vida a Jehová, también es bueno darla por otro invirtiendo nuestro tiempo en él.
_____________________________________________

martes, 28 de enero de 2014

3 - Tito 1: 15



Yo: - ¿Quién es?

¡July-Ju, qué sorpresa! Ya voy a abrirte.

….

¿Cómo estás?

Ella: - Bien, gracias. Vine a charlar un rato con vos. En dos horas tengo que ir a una revisita.

- ¿Quieres pasar a mi casa o prefieres que caminemos por ahí?

- Prefiero pasar. Ya te dije que confío en ti. Estuve unas cuantas horas en el territorio y no tengo muchas ganas de caminar.

- Bueno, nos sentamos, te sirvo algo fresco o caliente. Lo que prefieras. Tengo café, capuchino, cerveza, gaseosa o agua fría con limón, la bebida de los precursores. ¿Quieres que deje la puerta abierta?

- No, no hace falta.

- Es la primera vez que vienes a mi casa.

- Sí, estaba más cerca que de la mía, me gusta conversar contigo y podía relajarme un rato, a la par que te veo y hablo algo con vos. Aprovechamiento del tiempo…

- ¿Qué quieres tomar?

- Estoy entre un café o una cerveza… Sírveme una cerveza.

- Me hiciste recordar a una hermana amiga mía que murió de cáncer. Un hermano y yo teníamos un taller de reparaciones de equipos electrónicos domésticos. Ella solía visitarnos en el local y los tres tomábamos una botella de cerveza. Ella no estaba acostumbrada a tomar y un vaso y un tercio la ponía de risa fácil. Si era encantadora en condiciones normales, con ese vaso de cerveza encima era arrobadora. El hermano decía: “¡Uy! A esta le damos un vaso más y se pierde…” Ella se reía más y hasta se sonrojaba. Los tres teníamos una camaradería hermosa. Para disfrutar, gozo puro. Era una niña grandota.

- ¿Cómo era?

- Una persona espontánea, sincera, libre, limpia. Era una mujer muy bonita, inteligente y culta. Una enciclopedia móvil. Concertista de piano, hablaba cinco idiomas. Era humilde, cálida, accesible, muy buena persona, noble. Un torbellino; Pepita la pistolera, el huracán Catrina. Increíblemente simpática. Precursora. Las tenía todas consigo.

- ¿La querías?

- Síiii, muuucho. Y ella también a mí. Una verdadera hermana, amiga leal. La extraño.

- No tuviste ningún problema con su amistad.

- No. Como para tenerlos. Ella era una institución en la congregación. Además, esposa de un anciano muy respetado. Él es amigo mío todavía. Nadie decía nada. Él tampoco. Iba a la casa y si estaba él o no era lo mismo. Jeremías 17: 9 no aplicaba en ese caso.

- Curioso.

- Para mí no. Tito 1: 15. Cuando la gente es limpia ve todo limpio. Cuando aman, todo lo creen. El que cree confía, espera.

- Qué duro.

- ¿Por qué?

- Por contraste, los otros son sucios y no aman.

- Yo hablé del día, no de la noche. Dije de mis dos amigos, no de los otros.

- Touché otra vez.

[......]

- ¿Otro vaso de cerveza?

- Bueno, gracias.

- Discúlpame que no tengo nada sólido para acompañar la cerveza.

- No, está bien. Rica, bien fría. La disfruté mucho. Tanto como tu compañía.

- Tienes algo más de una hora para la revisita. ¿No quieres dormir una siestita de treinta, cuarenta, minutos para estar más fresca? Te cambio las sábanas en dos minutos, cierras la puerta y te pones cómoda. Yo me quedo en silencio leyendo la Biblia. No voy a molestarte.

- No me vendría mal un sueñito reparador. ¿No es mucho? Además, ¿vengo a visitarte y me pongo a dormir?

- Si es lo que te hace bien, si te hace mejor dormir que hablar conmigo, yo contento. Quiero tu bien. Somos hermanos.

- Me vuelvo a sentir rara otra vez.

- ¿"Te da cosa" dormir en mi cama?

- Mmm, sí. No es que desconfíe de ti, pero es como un pudor, no sé definirlo.

- Ya están las sábanas cambiadas. Ahora que hace calor es más rápido. Hasta tengo un cepillo de dientes de viaje sin estrenar. Cuando te despierte te lo regalo, es tuyo. ¿A qué hora te llamo?

- Y media en punto, me da tiempo a arreglarme un poco antes de salir.

- Estás fuera de tu territorio. ¿La revisita es por acá?

- Sí, en realidad, es de mi amiga, la acompaño a ella. Yo cumplo con mi compromiso, la ayudo a ella a hacer más actividad y la saco un poco de la depresión que sufre. Lo que se dice: “tres pájaros de un tiro”.

- Que Dios bendiga tu descanso, la predicación y el resto de tu día. A tu amiga también.

Ella me dio un cálido, hermoso, abrazo y cerró la puerta.





No hay comentarios: