No se vende, pero fue comprado

El contenido de este blog no puede ni debe ser vendido, pero ha sido comprado.
El tiempo que uno dedica a las cosas o a las personas es lo que las vuelve valiosas. Cuando doy mi tiempo a algo estoy cediendo mi vida, la vida que transcurre en ese tiempo. El receptor termina teniendo algo mío. Esta es la clave para cumplir con el mandato de Levítico 19: 18: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero Jesús nos dio un nuevo mandamiento: Amar al prójimo más que a uno mismo, hasta dar la vida por él. (Juan 15: 12-13) Salvo para defender la integridad de algún integrante de la familia o de alguien muy amado, nuestro sacrificio no es beneficioso en la forma en que resulta el de Cristo. Perder la vida cruentamente en beneficio de otro no redime porque somos pecadores. Pero sí es posible dedicarle tanta atención a alguien que podamos afirmar que hemos dejado la vida en él o por él. No de manera cruenta o sacrificial, sino en cuanto a entrega y dedicación. Así como le dedicamos nuestra vida a Jehová, también es bueno darla por otro invirtiendo nuestro tiempo en él.
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jueves, 9 de enero de 2014

Por qué prefiero la amistad con una mujer



¿Por qué me gusta tanto la amistad con mujeres?


Muchos miran con recelo mi afición a ser amigo “confidente” con el sexo opuesto. Inclusive las mismas mujeres, hasta que se atreven a probar una visita a mi corazón.

Las veo -muchas veces- vacilantes como palomas antes de comer de la mano. Quieren y no quieren; amagan, se retraen. Yo sigo, paciente, mostrándome como soy y siendo todo lo transparente que puedo. No haciendo movimientos bruscos. Procurando no asustarlas. Les cuento cosas mías, desnudo mi intimidad. Al final, tarde o temprano, acceden y confían. Puede llevar mucho tiempo, pero vale la espera.

¿Por qué vale la espera? ¿Qué placer encuentro en lograr habla confidencial con una mujer? ¿Soy un mujeriego sublimado? ¿Esconde mi amistad repetida con mujeres alguna desviación insana, oculta, a pesar de no haber hecho nuca nada malo con ellas? No lo sé. Diría que no. No puedo acceder a lo que –por definición- es inconsciente. Pero diría que no.

¿Es Jehová mujeriego? Menuda pregunta. ¿Quién se atrevería a decir que sí? Sin embargo, en el pueblo de Dios la relación de mujeres a hombres es cercana a siete a uno. Es decir, hay siete mujeres por cada hombre. ¿Por qué? La Palabra dice que nadie se acerca a Jesús a menos que Dios lo atraiga. (Juan 6: 44) ¿Por qué más mujeres que hombres? ¿Es Dios mujeriego?

La Biblia dice que Dios creó a los seres humanos a su imagen y semejanza. También dice que Dios es amor (1ª de Juan 4: 8). Dios nos creó con la capacidad de amar y la necesidad de ser amados. Hombres y mujeres.

Pero el hombre resultó estar solo. Jehová le explicó a su Obrero Maestro e Hijo Unigénito por qué habría que crear un complemento físico y emocional para Adán y todos los hombres por venir en él: “No es bueno que el hombre continúe solo”.

Y creó a “Varona”, porque de varón había sido tomada (1). (La palabra hebrea que se traduce “mujer” significa, literalmente, “hombre femenino”) Adán, luego de conocerla, la llamó Eva, porque iba a ser la madre de todo lo viviente (de la humanidad). Es que las dádivas de Jehová son perfectas, inmejorables. Por decir algo, Adán, en su soledad, podría haber creado una pelota de cuero. Después de familiarizarse con su uso quizás pudiera haber imaginado un juego llamado balón-pie o foot-ball (aunque el lenguaje de Adán no fue, seguramente, ni el español ni el inglés) El buen Dios podría haberle suministrado diez compañeros de juego, más otros once rivales, más tres árbitros, más dos hinchadas. Pero no hubiera sido una dádiva perfecta. Pese a lo que parecen mostrar muchos hombres actuales, no todo es fútbol. Muchos dicen que Jehová le dio una esposa a Adán. Se equivocan. Grueso error. Jehová le dio la humanidad entera a Adán. No solo una esposa. Le dio el equipo de fútbol, la orquesta sinfónica, a Bach, a Mozart, a Beethoven; proveyó escritores como Cervantes, Machado o Shakespeare, Alfonsina Storni, Mary Shelley o Gabriela Mistral;  todo lo bueno que provino del hombre se lo dio Jehová por medio de Eva. Adán solo era insuficiente.

Creó Dios al hombre práctico, lógico, ejecutivo, simple. Hizo a la mujer delicada, sutil, complicada. ¡Vaya si es complicada! Deliciosamente complicada. Le dio suavidad, dulzura, ternura. Y una resistencia inigualable, abnegada, como para ser madre por una eternidad. Pero algo más, algo muy importante, fundamental: la hizo todo sentimiento, la llenó y la rebasó de amor. Si Dios es amor, si Dios es la expresión excelsa de amor, del cielo hacia abajo no hay nadie que ame como ama una mujer.

Acceder al corazón profundo de una mujer es entrar en un paraíso, en la embajada o el consulado de Dios. Es un reino de amor, sonrisas, risas, lágrimas y sentimientos que suenan como una sublime sinfonía, como el canto de un ruiseñor. Si usted no alcanza a comprender la profundidad del amor de Dios, no se culpe. Los caminos de Dios son más altos que los nuestros y su mente más elevada que la nuestra. Si no alcanza a comprender, baje algunos escalones y pruebe de entrar en el corazón de una mujer. Paciencia, golpee y espere; se abre desde adentro. Como el Palo, la astilla. Después de todo es una embajada.

Con Eva, Dios dio término a su primer período creativo. Entró en su día de descanso. En el banquete de bodas en Caná (Juan 2: 1-10), el director del banquete elogió al novio –que nada tenía que ver con el elogio- por guardar lo mejor para el final. Jesús era y es la imagen de su Padre, lo imitó y lo imita en todo. Dios terminó su Creación con Eva… Dejó el mejor vino para el final. ¿Responde esto su pregunta?
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(1) No está de más hacer una mención al hecho de que la falsa costilla es el único hueso del cuerpo humano que se regenera completamente si se deja un pedacito de periostio. Esto es usado en cirugía reparadora cuando hay que hacer injertos de hueso. Puede extraerse toda la costilla, hacer las reconstrucciones necesarias y volver a usar la misma costilla, ya crecida, dos años después. Es muy útil, porque no hay rechazo. Hay otros dos huesos en el cuerpo humano que se regeneran, pero parcialmente, en ciertas localizaciones.

Así que, con apoyo de la medicina, puedo afirmar que nuestras intrépidas costillas nos hacen la vida más difícil pero divertida, entretenida, deliciosamente complicada, remuneradora. Dios no se equivoca. Un aplauso para "el Cocinero".Las costillas le salieron maravillosamente bien.

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