No se vende, pero fue comprado

El contenido de este blog no puede ni debe ser vendido, pero ha sido comprado.
El tiempo que uno dedica a las cosas o a las personas es lo que las vuelve valiosas. Cuando doy mi tiempo a algo estoy cediendo mi vida, la vida que transcurre en ese tiempo. El receptor termina teniendo algo mío. Esta es la clave para cumplir con el mandato de Levítico 19: 18: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero Jesús nos dio un nuevo mandamiento: Amar al prójimo más que a uno mismo, hasta dar la vida por él. (Juan 15: 12-13) Salvo para defender la integridad de algún integrante de la familia o de alguien muy amado, nuestro sacrificio no es beneficioso en la forma en que resulta el de Cristo. Perder la vida cruentamente en beneficio de otro no redime porque somos pecadores. Pero sí es posible dedicarle tanta atención a alguien que podamos afirmar que hemos dejado la vida en él o por él. No de manera cruenta o sacrificial, sino en cuanto a entrega y dedicación. Así como le dedicamos nuestra vida a Jehová, también es bueno darla por otro invirtiendo nuestro tiempo en él.
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lunes, 10 de septiembre de 2007

Querer, ¿es lo mismo que amar?

Querer... se quiere lo que es beneficioso para uno, lo que contribuye a nuestro interés, lo que es deseado o apetecido, lo que cumple o hace plausible que se cumpla nuestra voluntad. Se puede querer por capricho, por interés, por egoísmo. Podemos querer a otro ser porque nos hace feliz su compañía, nos hace bien hacerle bien, porque nos confiere importancia.

El amor es, en cambio, mucho más profundo y desinteresado; no necesita un soporte emocional, no es menester sentirlo como una emoción para practicarlo. Es más, no hace falta vivirlo con una pareja para conocerlo.

Se ha escrito mucho acerca del amor, pero no hay mejor registro en la tierra que la Palabra de Dios, la Biblia, que al respecto dice:

"Dios es amor" (1º Carta de Juan 4: 8) y...

"En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados." "Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros." (1º Juan 4:10-11)

Así es, Dios nos amó primero. El sacrificio del Hijo de Dios por todos nosotros, los pecadores es la más grande manifestación de amor que pueda concebirse. Cualquiera que reconozca eso no puede decir que no ha conocido el amor. Es un amor que obliga a uno a amar a quien actuó tan altruistamente y sin reconvenir, y extender ese amor a todos.

¿En qué consiste ese amor, qué es amar? La Biblia también responde:

"Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe."

"Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy."

"Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve."

"El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad."

"Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta." "El amor nunca deja de ser". (1º Corintios 13:1-8)

"Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la ley?"

"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente."

"Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo [Lev.19:18] como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas." (Mateo 22:35-40)

"Porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley."

"Porque no adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo." (Romanos 13:8-9)

"Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros, como yo os he amado, (...)". (Juan 13:34)

"Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado."

"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos," (Juan 15:12-13, Reina-Valera, 1968)

El amor consiste, entonces, en el renunciamiento a uno mismo, en la firme voluntad de dar antes que recibir. El altruismo y la empatía son sus dos pilares: pensar en el bien ajeno antes que en el propio y colocarse en el lugar de otro. Y si la ley dada a Moisés se cumplía con solamente amar al otro como a uno mismo, el Maestro nos dio el ejemplo de un amor mucho mayor: el amar a otros más que a uno mismo, hasta dar la propia vida en beneficio de otros.

Amar es más que querer. Si no lo cree así, ¿por qué dijo entonces esto Jesús?:

"No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra, y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vé con él dos."

"Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses. Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced el bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? , y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles?"

"Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto." (Mateo 5:39-48)

Es evidente que Jesús no sentía el amor como una emoción ante un enemigo. Nadie que esté en su sano juicio goza al recibir una bofetada ni puede querer recibirla. No, pero el amor basado en principios cubre una multitud de faltas.

Tanto el judío como el cristiano tienen el mandato de odiar lo malo (Salmos 97:10; Amós 5:15; Proverbios 8:13; Romanos 12:9) pero al cristiano se le pide que no odie a quien hace el mal (Judas 23); el cristiano debe tener siempre presente que Cristo murió por todos, incluso los inicuos; quitarle valor a una persona es restarle valor a Quien murió por él. El juicio corresponde a Dios a través de su Cristo.

Por no comprender la diferencia entre querer y amar muchos sufren en el mundo. En nuestra imperfección, los hombres esperamos recibir de otros antes que dar de nosotros. Cristo enseñó que hay más felicidad en dar que en recibir y esto es una fuente inmensa de felicidad al alcance de cualquiera. Piense: ¿quién que recibe amor inmerecido no devolverá el duplo? ¿Puede alguien no sentirse obligado con alguien que no busca más que el bien ajeno? Nueve de cada diez lo harán, y en quien no espera nada de otros, cualquier cosa recibida será buena, colmará la medida. Si espera mucho de otro, quizás no reciba lo esperado, con la consiguiente frustración. Dando se tiene más que pidiendo.

Como consecuencia de no considerar lo expuesto más arriba, actualmente hay una crisis en la relación de pareja. Nos casamos queriendo y no amando. Queremos al otro porque algo que posee, material o espiritual, nos hace falta. Empezamos pidiendo, esperando; lo que es un mal comienzo. Por eso hay tantas separaciones.

En toda actividad humana es similar. Si el hombre pensara en la mujer antes que en sí, ¿habría tantos embarazos no deseados? Si la mujer pensara antes en su hijo que en su conveniencia, ¿se registrarían en el mundo más abortos por año que todas las víctimas de la Segunda Guerra Mundial? Si los hombres amaran a sus semejantes, ¿existiría la pobreza? En un mundo capaz de alimentar a 40 mil millones de personas, ¿sufriría hambre alguno de los 7.200 millones que hoy viven sobre él?

Para responder, basta con citar un excelente pensamiento de Pitterbarg: "Si no se ama, no se puede juzgar. Nuestro clamor por justicia encubre un amor insuficiente."

Busque en su Biblia las siguientes citas: Romanos 5:8; 1 Juan 4:19; Juan 3:16-17; 1 Juan 3:16-17; 1 Juan 4:16.

Somos humanos imperfectos, amar de esta forma es difícil pero no imposible. Para no pecar no hace falta perfección, sino amor. Piense que Adán pecó siendo perfecto, no fue por imperfección pero sí por falta de amor a Dios.

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