No se vende, pero fue comprado

El contenido de este blog no puede ni debe ser vendido, pero ha sido comprado.
El tiempo que uno dedica a las cosas o a las personas es lo que las vuelve valiosas. Cuando doy mi tiempo a algo estoy cediendo mi vida, la vida que transcurre en ese tiempo. El receptor termina teniendo algo mío. Esta es la clave para cumplir con el mandato de Levítico 19: 18: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero Jesús nos dio un nuevo mandamiento: Amar al prójimo más que a uno mismo, hasta dar la vida por él. (Juan 15: 12-13) Salvo para defender la integridad de algún integrante de la familia o de alguien muy amado, nuestro sacrificio no es beneficioso en la forma en que resulta el de Cristo. Perder la vida cruentamente en beneficio de otro no redime porque somos pecadores. Pero sí es posible dedicarle tanta atención a alguien que podamos afirmar que hemos dejado la vida en él o por él. No de manera cruenta o sacrificial, sino en cuanto a entrega y dedicación. Así como le dedicamos nuestra vida a Jehová, también es bueno darla por otro invirtiendo nuestro tiempo en él.
_____________________________________________

jueves, 21 de noviembre de 2013

Dr. Jekill and Mr. Hyde







Alguna vez fue una nenita encantadora. Dulce, tierna, inocente, de sonrisa hospitalaria, muy cariñosa. Yo le decía "mi Osita Koala" porque me abrazaba colgándose de sus brazos y rodeándome con sus piernas, como los ositos koala a los árboles.

Después fue creciendo y yo madurando (que es un eufemismo por envejeciendo). De vez en cuando me daba alguno que otro abrazo como los de antes, pero sin las piernas, es claro. Además, no hubiera estado seguro de poder soportarla; sobre todo ahora, que estoy tan maduro que diría que "a punto de pudrirme".

Hoy es una joven mujer que sigue siendo dulce -como la miel-, tierna, inocente, cariñosa, romántica y soñadora. Hace rato que ya no me abraza como una koala, ya tiene otro árbol que ella eligió.

Cosas de la vida. Este "maduro" hombre sigue caminando solo la vida y con un abrazo menos. En realidad no estoy solo: somos dos que caminamos por el mismo rumbo. Uno es un hombre que la ama y quiere que sea feliz; el otro, es un monstruo egoísta que quisiera que no hubiese crecido para que no se fuera. Dr. Jekill and Mr. Hyde, ni más ni menos.


No hay comentarios: