No se vende, pero fue comprado

El contenido de este blog no puede ni debe ser vendido, pero ha sido comprado.
El tiempo que uno dedica a las cosas o a las personas es lo que las vuelve valiosas. Cuando doy mi tiempo a algo estoy cediendo mi vida, la vida que transcurre en ese tiempo. El receptor termina teniendo algo mío. Esta es la clave para cumplir con el mandato de Levítico 19: 18: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero Jesús nos dio un nuevo mandamiento: Amar al prójimo más que a uno mismo, hasta dar la vida por él. (Juan 15: 12-13) Salvo para defender la integridad de algún integrante de la familia o de alguien muy amado, nuestro sacrificio no es beneficioso en la forma en que resulta el de Cristo. Perder la vida cruentamente en beneficio de otro no redime porque somos pecadores. Pero sí es posible dedicarle tanta atención a alguien que podamos afirmar que hemos dejado la vida en él o por él. No de manera cruenta o sacrificial, sino en cuanto a entrega y dedicación. Así como le dedicamos nuestra vida a Jehová, también es bueno darla por otro invirtiendo nuestro tiempo en él.
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domingo, 21 de octubre de 2007

Un pequeño recuerdo de mi padre

Suelo tener recuerdos bastante nítidos desde tierna infancia, alrededor de los tres años de edad.


Para esa edad, entre los tres y los cuatro años, mi padre iba a charlar un rato con sus amigos a un café los días sábados, por la tarde. Entre ellos estaba uno que ha quedado en mi memoria y que se llamaba Malier. Ignoro si el apellido está bien escrito y ya no hay nadie disponible para preguntarle. Así es la vida. O así es la muerte.


Malier era el amigo solterón de mi papá, porque era jugador compulsivo de las carreras de caballos, según nosotros "un burrero". Él nunca quiso formar una pareja estable para no arruinarle la vida. Por supuesto, esto último que estoy contando no es memoria de mis tres o cuatro años. Malier vino con nosotros a muchos pic-nics hasta que tuve nueve o diez años.


Cuando estábamos en el café ellos tomaban alcohol, supongo que algún vermut, "con ingredientes". Ingredientes en este caso significan cubitos de queso duro, aceitunas, galletitas de pescado, unos palitos de grasa fritos y muy salados, rodajas de salamín y otras agresiones agradables para el organismo. Los vasos eran angostos y altos, lo que llamamos un "trago largo".

Yo no me aburría con ellos, me sentía un "señor" más. Y, claro, una vez pedí tomar en un vaso largo como ellos. Mi papá habló con el mozo y le explicó que yo quería algo como lo que ellos tomaban, qué podía inventar. El mozo volvió con un trago largo que era jarabe de granadina con una pasa de uva, al que yo le agregaba soda, como los grandes a su vermut. Y el "señor" se sintió grande, uno más. Desde ese día siempre se repitió la rutina mientras mis mayores se reunieron en el café.

Nostalgias del domingo...

miércoles, 17 de octubre de 2007

Una poesía que parece escrita hoy

AL MUNDO LE FALTA UN TORNILLO


Todo el mundo está en la estufa, triste, amargo,
sin garufa neurasténico y cortao
se acabaron los robustos, y hasta yo,
que daba gusto, ocho kilos he bajao.
Hoy no hay guita ni de asalto y el puchero está tan alto
que hay que usar el trampolín.

Si habrá crisis, bronca y hambre,
que el que compra diez de fiambre
hoy se morfa hasta el piolín.
Hoy se vive de prepo y se duerme apurao,
y la chiva hasta a Cristo se la han afeitao.
Hoy se lleva a empeñar al amigo más fiel,
nadie invita a morfar
todo el mundo en el riel.
Al mundo le falta un tornillo
que venga un mecánico [1] pa’ver si lo puede arreglar.

Qué sucede ¡mama mía! se cayó la estantería…
…o San Pedro abrió el portón.
La creación anda a las piñas
y de pura arrebatiña apoliya sin colchón.

El ladrón es hoy decente
y a la fuerza se ha hecho gente
ya no encuentra a quién robar
y el honrao se ha vuelto chorro
porque en su fiebre de ahorro
“él” se “afana” por guardar.

Al mundo le falta un tornillo,
que venga un mecánico pa’ver si lo puede arreglar.

Enrique Santos Discépolo


Vocabulario:

Garufa: fiesta, alegría, jolgorio, celebración.
Cortao: Por "cortado". Aislado en sí mismo. Apartado. Viviendo por las suyas.
Guita: Dinero.
Puchero: Carne hervida acompañada en su misma cocción con papas, zanahorias, y diversos agregados, como chorizo colorado (un chacinado contenido en una tripa muy fina -también nombrado como embutido, en forma genérica, pues hay otros, como la salchicha criolla- y altamente condimentado con pimentón y ajíes colorados; también suele ser preparado con carne vacuna o una mezcla de vacuna y porcina) Riquísimo, pero una bomba atómica para el hígado.
Bronca: Enojo, enfado, mal humor.
"Diez de fiambre": Se refiere a diez centavos de Pesos Moneda Nacional, moneda vigente en los treintas y que al cambio de hoy ha sido devaluada en una proporción mayor a las diez millones de veces.
Fiambre: Alimento que se guisa y se deja enfriar para comerlo más tarde y sin calentar. También aplica a carnes saladas crudas (se cocinan o "curan" por efecto de la sal, como el jamón crudo -pierna de cerdo salada-)
Morfar: Comer.
Prepo: Con prepotencia, a la fuerza.
Chiva: Barba.
Empeñar: Llevar un objeto de valor a un prestamista y dejarlo como garantía. Si no se paga el préstamo (rescata el empeño) el objeto puede ser vendido por el prestamista, que también hace un descuento o comisión por su servicio al momento de realizar el empeño. Se lo utiliza con el sentido de vender a un amigo, de cambiarlo por necesidad.
Piña: trompada, golpe de puño.
Apoliyar: Dormir.
Chorro: Ladrón. Su actividad: el choreo. También se usa "choriso" y su acción se llama choriseo o la propuesta: chorisear ("vamos a chorisear").
Afanar: Robar (Uso lunfardo). Juego de palabras en contraposición a su significado usual: entregarse al trabajo con solicitud, hasta en exceso y con pena o sufrimiento corporal, hacer diligencias para lograr algo con ahínco.
"Le falta un tornillo": Está loco.

[1] Esta canción fue grabada por Carlos Gardel, que murió en 1935. Después de cantar "que venga un mecánico" y de una pequeña pausa, los guitarristas preguntaban: "¿Para qué don Carlos?" y Gardel contestaba: "pa'ver si lo puede arreglar"

No tengo la fecha exacta de composición, pero debe haber sido seguramente por la crisis económica de 1930.

lunes, 8 de octubre de 2007

La hermana que "rompía solios"

Cuando yo tenía diecisiete años los bailes comenzaban mucho más temprano que ahora y terminaban, como muy tarde, a las dos de la madrugada. También era común que fuera obligatorio ingresar vestido con ambo, traje o de elegante sport, entendiendo por esto último un saco sport, camisa y corbata. El único establecimiento en el que recuerdo no se cumplía esta regla era uno que se llamaba Zodíaco, en la ciudad de Buenos Aires. Allí concurrían los rockeros pesados de entonces, vestidos con jeans ("vaqueros" en ese tiempo), mocasines de gamuza muy claros, casi amarillos, y con medias negras.

Muchas veces la barra de amigos sentía la necesidad de continuar en compañía hasta que amaneciera. Había varios lugares que permanecían abiertos toda la noche: un café por el barrio de Devoto, otro en Flores y uno que servía chocolate a la española con churros en Avenida de Mayo, en el corazón de la ciudad.

Jocosos, contando chistes y anécdotas veíamos amanecer para volver luego a nuestros hogares. A esa hora y contentos, entre amigos, teníamos la risa fácil. Una vez, por ejemplo, pedimos café con leche con tres medias lunas. El mozo -hombre mayor- dijo: ¡marchen cinco cafés completos! El petiso Viña preguntó: ¡Mozo! ¿Y sin pleto cuánto vale? (Risas generalizadas, menos la del sacrificado mozo que tendría ganas de ir a la cama y no estar trabajando ahí y -menos- soportando a tan bullanguera tropa)

Cierta noche el tema fue acerca de la parte trasera de la hermana de uno de los amigos que, les doy mi palabra, era espectacular. Todos hablaban animadamente y sin faltarle el respeto ni al amigo ni a la hermana, pero el hermanito estaba con la cabeza baja y, si hubiera sido una caricatura, le hubiese salido humito negro de la cabeza. ¡Cáyense boludos, termínenla! Y cosas por el estilo. Pero los muchachos estaban embalados y no le hacían caso. Cuando la olla comenzó a levantar presión, uno le habló con toda franqueza, ante el silencio de todos.

-No estamos diciendo nada malo de tu hermana. No hacemos un juicio moral de ella ni estamos diciendo que haga algo incorrecto. Solamente estamos ponderando algo lindo que posee. Decí la verdad, ¿no tiene un culo bárbaro?

Nuevamente, con la cabeza baja y casi susurrando, admitió:

-Sí. La verdad, tiene un culo bárbaro.

El silencio se rompió en un ¡Bieeeeen!, acompañado de un montón de manos golpeando la espalda del honesto amigo y hermano.

Enseguida llegaron los cafés completos.