No se vende, pero fue comprado

El contenido de este blog no puede ni debe ser vendido, pero ha sido comprado.
El tiempo que uno dedica a las cosas o a las personas es lo que las vuelve valiosas. Cuando doy mi tiempo a algo estoy cediendo mi vida, la vida que transcurre en ese tiempo. El receptor termina teniendo algo mío. Esta es la clave para cumplir con el mandato de Levítico 19: 18: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero Jesús nos dio un nuevo mandamiento: Amar al prójimo más que a uno mismo, hasta dar la vida por él. (Juan 15: 12-13) Salvo para defender la integridad de algún integrante de la familia o de alguien muy amado, nuestro sacrificio no es beneficioso en la forma en que resulta el de Cristo. Perder la vida cruentamente en beneficio de otro no redime porque somos pecadores. Pero sí es posible dedicarle tanta atención a alguien que podamos afirmar que hemos dejado la vida en él o por él. No de manera cruenta o sacrificial, sino en cuanto a entrega y dedicación. Así como le dedicamos nuestra vida a Jehová, también es bueno darla por otro invirtiendo nuestro tiempo en él.
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sábado, 19 de marzo de 2016

¿Perros vivos o leones muertos?


Ella: - Parece mentira que haya convivido tanto tiempo con él. Me impresiona como si hubiera pasado un tiempo enorme desde que dejamos de vivir juntos. Con el paso del tiempo una olvida las cosas malas y van quedando solamente las buenas, un cariño piadoso que permite ser indulgente con el que ya no está en mi vida. Pasaron siete años... Quizás sea este el secreto de la vida: saber poner distancia y guardar solo lo bueno.

Él: - De esta forma, es como si estuvieses viviendo en un cementerio, rodeada de tumbas y solo de los buenos recuerdos de los que ya no son. El "bueno" de turno sería como el cuidador del cementerio; hasta que lo malo en él, para ti, lo transforme en un muerto más. Pienso que estás equivocada. Yo creo que el secreto de la vida está en saber ver lo bueno de alguien y olvidar lo malo sin tener que alejarse de él.

Vivir en un mundo de olvidados y ausentes no nos enriquece. Tan solo abona nuestro egoísmo, junto con el amor propio "desparejo" ["Ama a tu prójimo como a ti mismo" - Levítico 19: 18] que lo hace po sible, y deja espacio libre para que brote y se desarrolle lo malo que hay en ti misma. Y mañana podrías estar vos en una tumba en el cementerio de los afectos de alguien.


Apostá (apuesta) a la vida. La Biblia dice: "[M]ejor es perro vivo que león muerto". (Eclesiastés 9: 4, Reina-Valera 1960) Que alguien hoy sea para vos un perro abandonado y enfermo, pero vivo, es mucho mejor que el mismo perro transformado en un león muerto por el paso sanador del tiempo y del olvido. Los leones muertos no sirven para nada.

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