Ella: - Parece mentira que haya convivido tanto tiempo con él. Me impresiona como si hubiera pasado un tiempo enorme desde que dejamos de vivir juntos. Con el paso del tiempo una olvida las cosas malas y van quedando solamente las buenas, un cariño piadoso que permite ser indulgente con el que ya no está en mi vida. Pasaron siete años... Quizás sea este el secreto de la vida: saber poner distancia y guardar solo lo bueno.
Él: - De esta forma, es como si estuvieses viviendo en un cementerio, rodeada de tumbas y solo de los buenos recuerdos de los que ya no son. El "bueno" de turno sería como el cuidador del cementerio; hasta que lo malo en él, para ti, lo transforme en un muerto más. Pienso que estás equivocada. Yo creo que el secreto de la vida está en saber ver lo bueno de alguien y olvidar lo malo sin tener que alejarse de él.
Vivir en un mundo de olvidados y ausentes no nos enriquece. Tan solo abona nuestro egoísmo, junto con el amor propio "desparejo" ["Ama a tu prójimo como a ti mismo" - Levítico 19: 18] que lo hace po sible, y deja espacio libre para que brote y se desarrolle lo malo que hay en ti misma. Y mañana podrías estar vos en una tumba en el cementerio de los afectos de alguien.
Apostá (apuesta) a la vida. La Biblia dice: "[M]ejor es perro vivo que león
muerto". (Eclesiastés 9: 4, Reina-Valera 1960) Que alguien hoy
sea para vos un perro abandonado y enfermo, pero vivo, es mucho mejor
que el mismo perro transformado en un león muerto
por el paso sanador del tiempo y del olvido. Los leones muertos no
sirven para nada.
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